
Con la popularidad de los cristales , también ha aumentado la disponibilidad de piezas sintéticas, teñidas o de baja calidad. Saber identificar un cristal auténtico es esencial para quienes buscan belleza y propiedades energéticas.
Primero, observe la apariencia. Los cristales naturales presentan pequeñas imperfecciones, variaciones de color y textura. Piezas extremadamente uniformes con un brillo plástico o colores muy intensos podrían indicar un procesamiento artificial.
En segundo lugar, considere el peso y la temperatura. Los cristales auténticos tienden a ser más fríos al tacto y más pesados que las imitaciones de vidrio o resina. Otro consejo es preguntar al vendedor sobre el origen y el método de extracción; los proveedores éticos suelen ser transparentes sobre el origen de sus piedras.
Por último, desconfíe de los precios muy bajos de las piedras raras. Los cristales auténticos tienen un valor proporcional a su rareza y tamaño. Invertir en calidad significa obtener una pieza más duradera, con una energía más estable y un aspecto más sofisticado.
Al aprender a diferenciar un cristal natural de una imitación, no solo garantizas un producto genuino, sino que también fortaleces una relación más consciente y respetuosa con la naturaleza.